Espionaje industrial: qué es y cómo prevenirlo
Algunas empresas no dudan a la hora de optar por métodos poco éticos para llegar a lo más alto. Ante la posibilidad de quedarse rezagadas en su sector, se enfrentan a sus competidores usando técnicas de espionaje industrial.
No son pocos los casos de espionaje industrial que se han hecho famosos a lo largo de la historia. Y con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, cada vez es más fácil recurrir a este infame método para robar información a empresas y ejecutivos. Hoy vamos a contarte qué es el espionaje industrial, cómo puede llevarse a cabo y cómo evitarlo.
¿Qué es el espionaje industrial?
El espionaje industrial es la investigación que realizan los competidores de una empresa para acceder a información sensible o confidencial de la misma. Aunque suele ser ilegal, no en todos los casos tiene por qué ser así, ya que puede aprovecharse de huecos legales. Lo que sí se considera inequívocamente es una práctica deleznable y nada ética.
Esta práctica permite que una empresa consiga información muy valiosa de otra, con el fin de adelantarse a sus productos o robar ideas. Para ello se recurre tanto a tecnología especializada como a personas infiltradas en la organización, o a contactos en la misma. También se puede recurrir a hackers que roban información confidencial introduciéndose en los sistemas informáticos.
¿Por qué definir una estrategia ante el espionaje industrial?
Los movimientos de la economía, las decisiones políticas y el paradigma nacional e internacional en sí mismos propician el espionaje industrial por diversas razones. Sin embargo, se trata de factores externos que no podemos controlar y que, simplemente, debemos tener en cuenta a la hora de tomar medidas contra un posible robo de información.
Es importante definir una estrategia con unas acciones claras a ejecutar en caso de espionaje. Debemos tener en cuenta que los avances tecnológicos abren las puertas de nuestra empresa a profesionales de la informática, que pueden robar nuestros datos no sólo accediendo al terminal, sino simplemente haciendo uso de teléfonos móviles inteligentes o redes sociales.
Si caemos víctimas de estas prácticas, nuestra información sensible estaría al alcance de todo el mundo. Se escucharían conversaciones confidenciales dentro y fuera de la oficina, se conocerían las ideas de futuros productos y proyectos y, en definitiva, nuestra empresa abriría sus puertas a toda la población. Los costes de esa fuga de información serían titánicos no sólo en términos económicos, sino sobre todo a nivel de imagen y reputación. Por ello, es importante saber actuar ante un caso de espionaje industrial y, sobre todo, saber cómo prevenirlo.
Cómo prevenir el espionaje industrial
Ya hemos mencionado la facilidad que tienen algunos hackers para adentrarse en los terminales de nuestra empresa. En muchas ocasiones aprovechan pequeños huecos que dejan algunos empleados debido a despistes, por lo que hay que concienciar a todos los miembros de la empresa del peligro que esto puede suponer.
Huelga decir que el equipo de oficina, sobre todo el informático, debe estar restringido a los empleados y miembros de la empresa. Aunque ya es prácticamente una obligación acceder a los terminales con un usuario y contraseña debidamente planificados. Del mismo modo, no todos los empleados deben tener el mismo acceso a la misma información; la lealtad será decisiva a la hora de relegar responsabilidades en unos empleados u otros.
Debemos concienciar a todos los empleados de la importancia de separar su vida personal de su vida laboral. No es recomendable que utilicen el mismo terminal, ni la misma red de Internet, para acceder tanto a la información personal como a la información confidencial de la empresa. El auge de los dispositivos electrónicos, smartphones y telefonía IP permite el robo, la fuga, el hackeo y la escucha en busca de información sensible.
Hay que evitar que el personal actúe de forma negligente. Conviene hablar con todos aquellos empleados que cometan más de una vez uno o varios de estos errores:
- Mantener la sesión abierta en su terminal, dejándolo siempre encendido.
- Compartir terminales informáticos con otras personas, sobre todo si éstas se encuentran fuera del trabajo. Por ejemplo, compartir tablets o móviles de empresa.
- Hablar de nuevas ideas y proyectos, así como compartir información confidencial, en espacios públicos con personas de su confianza.
- Mantener abiertos documentos con información sensible (en formato Word, Excel, PowerPoint, etc.) mientras se trabaja en lugares públicos, como el transporte público o cafeterías. En este sentido, también trabajar con información confidencial utilizando redes de acceso público a Internet.
- Reunirse en espacios públicos sin cuidarse de la gente que se encuentre alrededor. Por ejemplo, un restaurante.
- Hablar de trabajo en reuniones informales con personas de la empresa.
- Uso irresponsable del móvil de empresa y de los documentos confidenciales que se le confían.
- No mostrar conciencia ni formación en materia de seguridad y, por ende, ser negligente en el tratado de información confidencial.
Pero no sólo hay que prestar atención a los empleados. Con la evolución de la tecnología, el espionaje en empresas puede ser muy fácil gracias a diferentes aparatos: bolígrafos con cámaras y grabación de audio, cables USB con micrófono incorporado, accesorios de escritorio con dispositivos de grabación camuflados, pendrives regalados que incluyen archivos que permiten el acceso a la información clasificada de los terminales al conectarlos, etc. Por eso también hay que tener mucho cuidado al comprar material de oficina y aceptar regalos de terceros.
Evitar el espionaje industrial es posible
Si ofrecemos una formación específica a nuestros empleados respecto a la seguridad en el ámbito profesional y personal, inizaremos el riesgo de que la información confidencial salga de la oficina y sea compartida de forma accidental incluso con personas de confianza.
También se recomienda tomar contramedidas electrónicas para analizar las posibles amenazas que puedan afectar a la empresa, así como las consecuencias que pueden acarrear. Realizar barridos electrónicos periódicos ayudarán a prevenir y/o evitar posibles escuchas ilegales, así como la pérdida y robo de información clasificada.
Como medida extrema también se puede recurrir a una empresa de seguridad y/o investigación externa. Estas empresas trabajan con profesionales de la seguridad y detectives privados que nos pueden ayudar a detectar riesgos y encontrar elementos sospechosos en regalos, contratos con proveedores, contratos internacionales, etc.
Con la formación adecuada y siendo conscientes de nuestros actos, evitaremos el espionaje industrial y nuestra empresa será tan segura como una caja fuerte.