Detectives especialistas en Falsificaciones y Piratería en Barcelona
Las falsificaciones se han convertido en uno de los problemas más graves que deben afrontar marcas y empresas, independientemente de su tamaño o sector en el que operen.
Y es que, en la actualidad, cada vez son más los sectores que se han visto afectados por el problema de las falsificaciones de productos o marcas registradas. El daño ocasionado a las empresas o propietarios legítimos de esos productos o marcas es, en ocasiones, incalculable.
En el momento en que los productos falsificados salen al mercado empiezan a robar ventas de forma ilegal (muchas veces a través del mercado negro) al legítimo propietario de la marca a producto, fruto de la usurpación de su propiedad intelectual.
Con tal de minimizar estos daños o las pérdidas potenciales ocasionadas por estas actividades ilegales es importante iniciar actuaciones lo antes posible, con el objetivo de minimizar al máximo el impacto y alcance ocasionado, no sólo a nivel de ventas, si no de la reputación de la marca registrada. Y es que podemos encontrarnos en dos situaciones diferentes: por un lado, la más frecuente, aquella en que el usuario o cliente que compra el producto falsificado conoce o es consciente del origen del mismo, y por el otro, aquella situación en que el cliente piensa que está comprando un cliente original y está siendo engañado por el vendedor, que le ofrece un producto falsificado. En estos casos el daño a la reputación de la marca o empresa puede ser muy elevado, ya que lo más probable es que el producto falsificado no cuente con las garantías y estandartes de calidad con los que cuenta el producto original (y tampoco habrá pasado por los filtros y certificaciones a los que deben someterse los productos originales).
Es habitual pensar que los productos más susceptibles de ser falsificados son aquellos relacionados con la moda, pero cada vez es más frecuente encontrarnos con productos de toda índole, como perfumes, productos alimenticios, calzado, productos electrónicos, relojes, productos médicos, juguetes, bebidas de todo tipo, maquinaria, productos farmacéuticos, cosméticos y así un largo etcétera.
Para hacernos una idea del volumen (detectado por las autoridades) de este mercado, algo más del 2% del comercio mundial lo forman las falsificaciones, siendo España uno de los 10 países del mundo más afectado por este fenómeno. A fecha de 2013, se estima que en España se dejaron de realizar ventas por un valor de 5.646 millones de euros a causa de la piratería, siendo Internet un catalizador y principal vía de comercio de este tipo de productos.
También pueden falsificarse marcas o servicios, con tal de suplantar la identidad del legítimo propietario y captar clientes de forma fraudulenta a su costa, en muchas ocasiones sin llegar a ofrecer el servicio y quedándose con el dinero del consumidor.
El papel de los detectives privados especializados en falsificaciones y piratería es esencial para detectar precozmente este tipo de prácticas, así como para obtener pruebas que permitan la defensa legal de los intereses del legítimo propietario de los productos y servicios que están siendo víctima de este tipo de prácticas.